YA ESTAMOS EN DICIEMBRE
La llegada del último mes del año, siempre nos marca en el calendario, en
un rojo que parece titilar, a las dos fiestas más representativas de nuestro
sentir popular (independientemente sea cual fuere la religión que uno profese),
pues para la gran mayoría representa juntarse con la familia, amigos (que por
alguna circunstancia, no se ven desde hace tiempo) o simplemente hacer un paréntesis
de tantas circunstancias que nos tocó vivir.
Tanto la Navidad como el Año Nuevo, son festividades propensas a expresar
el cariño por el prójimo haciendo regalos (no necesariamente de gran valor),
pero que posibilitan manifestar el amor por la gente que uno ama y también en
muchos casos realizar alguna obra de bien (con los más necesitados o visitando
hospitales), para llevar una palabra de aliento a muchos que realmente la
precisan.
Claro que este 2023, ha tenido todos los condimentos para hacernos pensar
que su duración fue mucho más larga que 365 días, pues hemos vivido situaciones
de constante zozobra , que nos mantuvieron en vilo para saber cómo se solucionarían y de
las cuales me he referido sobradamente en mis notas anteriores.
Además de todo lo conocido, tenemos el inminente cambio de presidente
(pensar que hace 2 meses, votamos en las PASO, sin tener una idea de cómo iba a
terminar todo), si miramos hacia atrás parece que sucedió hace un siglo y si
bien se sabía que el Gobierno actual, era un cumulo de desaciertos, con un
Alberto Fernández desaparecido o una vicepresidenta corrida del centro de la
escena, tal como se venían dando las
cosas, parecía que íbamos a continuar de la misma manera.
Las elecciones provinciales marcaban cambios de color político, lo que
presagiaba que el amarillo seria quien podría gobernarnos, pero eso no ocurrió
y hoy tenemos a alguien que pregono hasta el cansancio, lo que pensaba hacer
(dando un discurso totalmente radicalizado), que pregonaban ideas de un cambio total, la gente igual le creyó
(quizá con su bronca hacia lo que tenemos), dejándonos ante la incógnita más
grande desde que se instauro la democracia.
Solo resta saber, si podrá o lo dejaran, aquellos que serán oposición, junto a las otras
agrupaciones que ya son conocidas, si no ejercerán sus tan conocidas actitudes,
que puedan poner en peligro la gobernabilidad de este presidente, que arranca con
una debilidad manifiesta en el Congreso y que deberá tener el suficiente margen
de maniobra para sostenerse y poder realizar el cambio tan necesario para
encauzar el desastre que nos dejaron.
BUEN FINDE ¡!!!!!!
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