RIQUELME ESTA FELIZ
El inefable Román dio la cara en la conferencia de prensa que dio hoy, en
donde tiro elogios a diestra y siniestra, por supuesto no hizo nada de autocrítica y en la cual solo le faltó
decir que se perdió la final por culpa de la oposición política del club.
El agradecimiento a la hinchada, era lo lógico ya que es lo más preciado
que tiene Boca, que lleva 16 años esperando lo que desea con desesperación y
que ninguno desde que Macri dejo de presidirlo pudo conseguir, también se refirió
a
los jugadores que dejaron el alma, con errores muy manifiestos en esta final,
pero son los que pusieron todo lo que tenían para tratar de obtener este título.
Pero hablemos del técnico, al que lo trajo Riquelme, luego de fracasar en
forma estruendosa en los últimos clubes que dirigió (Lanús y Elche de España),
de los cuales fue echado sin pena ni gloria y que llamativamente fue a buscar,
cuando nadie quería hacerse cargo el primer equipo y muy pocos creían que
pudiera ser Almirón el elegido.
Si vamos a analizar la gestión del actual mandamás de Boca, habría que
analizar porque el equipo estuvo sin publicidad por más de ocho meses, con la
perdida multimillonaria de ingresos, que ello significa o las veces que
intervino en la relación con los jugadores, haciéndolos bajar del micro para
llamarles la atención luego de una derrota.
Nadie puede discutir su carrera como futbolista, que es impresionante, por
todo lo que le dio a la institución, que lo han convertido en ídolo indiscutible,
pero no se puede inventar un dirigente de un día para otro y hoy a luz de lo
acontecido, se encuentra en la misma situación
de aquellos a los que derroto en las urnas, dado que no obtuvo ningún logro
internacional.
Como reaccionara el hincha genuino, que dio otra muestra de su amor por la
camiseta, cuando recibió al equipo como si hubiera sido el vencedor, sin ningún
tipo de reproches y con el apoyo incondicional hacia los colores que ama.
En estos tiempos difíciles, Boca sin
dudas se rearmara y volverá a los primeros planos como de costumbre, pero quizá
con otros dirigentes que estén mejor capacitados para devolverle la gloria, que
Román no ha podido encontrar.
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