40 AÑOS DE DEMOCRACIA
Cuando estamos frente a uno de los momentos más dramáticos de nuestra vida
institucional, ya que deberemos elegir por dos candidatos que para una gran mayoría,
no cumplen con las expectativas necesarias para ser quien nos dirija de aquí en
adelante, hoy se cumple uno de los aniversarios más recordados, que a muchos
nos hace caer una lagrima y es la elección de Raúl Alfonsín como presidente de
la Nación.
Muchos lo recordamos con enorme
afecto, pues también tuvo que luchar contra una oposición sangrienta, que hizo todo
lo posible para que no pudiera cumplir con su mandato a pesar de lo que aporto
para que la democracia se instale nuevamente en el país, luego de 7 años de un
gobierno de facto.
Lo que parece insólito, es que fue
la economía, entre otras cosas, el detonante de su salida y la inflación desbocada
produjo que no se pudiera sostener al frente del gobierno (hoy pareciera que
esto no importa demasiado), debiendo renunciar a un mandato legítimamente constituido,
en donde muchas decisiones cambiaron
para siempre la política conocida hasta ese momento, baste solo mencionar el
Juicio a las Juntas, que marcó un hito indeleble en la historia Argentina.
Lo que tenemos en la actualidad, es la enorme incertidumbre de tener que
votar a dos candidatos que de ninguna manera nos van a sacar del
pozo en que nos encontramos, mientras que el dirigente radical fue quien se encargó de reconstruir un
Congreso inexistente, una Justicia sin funcionarios y cada una de las
instituciones avasallada durante la dictadura militar.
Sin duda que ha tenido sus detractores, pero no existe ninguna duda que dio
muestras de una integridad insoslayable, de una honestidad que nunca pudieron
ensuciar y que luego de ser derrocado, pudo mirar a los ojos de quienes lo habían echado sin miramientos, mientras que estos, nunca puidieron explicarlo claramente.
Nunca hemos podido tener dirigentes de esa envergadura, que dejaron todo
para intentar sacar a este bendito país de todas las calamidades, que nos
llevaron al punto en donde nos encontramos.
La Historia aun le debe el enorme reconocimiento que se merece este
estadista que nos enseñó que se puede ser honesto, aunque por desgracia tuvo
que salir de la peor manera posible.
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