SAN MARTIN YA NO SERA MAS EL
PADRE DE LA PATRIA
Si las cosas que uno va viendo durante esta campaña, con las cosas que
dicen los candidatos y sus representantes,
no dejan de sorprender, por lo visto vamos llegando a un nivel que todo es válido
y no sabemos a qué limites podrán llegar.
Respetando que todos pueden opinar, mientras se no se produzcan agresiones,
insultos desmedidos o situaciones conflictivas, pareciera que los dichos que
sirvan para generar controversias mediáticas, serán marca registrada hasta el momento
que lleguen las elecciones.
Da la impresión que en esta campaña, lo que se promete a la semana y según los
sondeos que se hagan, no produce el efecto deseado, se cambia radicalmente sin
que nadie se ponga colorado, pero lo del partido que lidera Milei, supera todo
lo escuchado a la fecha.
De las agresiones al Papa, a su tan famosa casta (que no parece ser muy así,
si puede lograr algún beneficio), hasta declaraciones antagónicas sobre la dolarización
o la eliminación del Banco Central, hemos llegado a la negación del héroe máximo
de la Argentina el General José de San Martin.
Voy a transcribir la nota aparecida y Uds, saquen sus propias conclusiones,
de lo que nos puede tocar si alcanza la primera magistratura:
“Un economista clave de
Javier Milei afirmó que San Martín “no fue el Padre de la Patria ni el
Libertador de América” y se desató la polémica
Emilio Ocampo, descendiente
de Carlos María de Alvear, dijo que Bartolomé Mitre creó un "personaje
ficticio" al escribir la historia de San Martín.
La
opinión del referente económico clave de Javier Milei, Emilio Ocampo, en el
sentido de que “San Martín no
fue el Padre de la Patria ni el Libertador de América” levantó
una polémica en las redes sociales. Ocampo sostiene que "el mito
sanmartiniano" lo creó Bartolomé Mitre con su libro "Historia de San
Martín y de la emancipación sudamericana" (1887) y que "recibió instrucciones del gobierno británico" para
su campaña militar.
El
primer historiador en contestarle, ante una consulta de Clarín, fue Ricardo De Titto, quien calificó de “falacia” la
revisión de Ocampo sobre el rol de San Martín en la guerra contra España.
Luego Ocampo en
una investigación en los Archivos Nacionales del Reino Unido, contó, “empecé a
descubrir una historia que no
tenía nada que ver con la que me habían enseñado. Una historia
que, precisamente, no sacraliza a José Francisco de San Martín, el ‘Santo de la
Espada’”.
“San Martín lo tenía clarísimo. Es más: fue el personaje histórico más coherente
del proceso revolucionario. Desde el primer día en el que llegó
hasta el que se fue, sostuvo lo mismo: que estos pueblos no podían regirse por
sí mismos”, agregó.
Para el Libertador “la democracia era una utopía; había
que buscar ‘a los demonios de afuera’ para que nos gobiernen. Impulsó todos los
proyectos monárquicos que se plantearon en el Río de la Plata, en Chile y en
Perú, que fueron la búsqueda de un protectorado”, agregó.
Afirmó que el “mito
sanmartiniano , surgido a partir de la historia de San
Martín que escribió Bartolomé Mitre, escrita en 1869 y editada dos décadas
después”.
“Alberdi habló de la ‘historia vanidosa’: una en la que
se ensalza y se busca alimentar la vanidad de los argentinos. Hacerles creer
que tienen una excepcionalidad. Que son un pueblo, prácticamente, elegido por
Dios para una misión especial. Toda
esa excepcionalidad se centra en lo militar. Y, particularmente, en un
personaje central: San Martín" , explicó.
Mitre creó el “mito
sanmartiniano. ¿Cuál es el mito? El del Libertador de América y el Padre de la
Patria. Tiene connotaciones muy importantes. Si uno es el
Libertador de América, ya, de por sí, mira a los demás países desde otro
escalón. Alimenta un poco más la idea de excepcionalidad y superioridad, algo
que, a los argentinos, se les critica desde tiempo inmemorial”, indicó Ocampo.
Ocampo definió la historia de Mitre como “visión provinciana de la historia .
Sobre todo, por lo útil que le resultaba (resulta) a lo que Ocampo define como
“el caudillismo populista autoritario , en cuya visión hay un pueblo explotado,
que necesita un líder fuerte que lo defienda de la perversidad de los opresores
extranjeros y sus aliados locales, fundamentalmente, la oligarquía apátrida”.
“Desde que tenemos uso de razón, se nos martilla con que
tenemos un Padre de la Patria. Ese
es un personaje ficticio”, aseguró Ocampo.
“Primero, San Martín no
fue el responsable de la independencia argentina. La
independencia lo precedió. Se originó en 1810 y se declaró en 1816. En gran
parte, porque San Martín no quería ir a Chile sin que se la hubiera declarado.
Si no iba como jefe de un ejército de un país independiente, España lo
consideraría un reo, un traidor. Habría ido directamente a la horca, de haber
sido capturado” sostuvo.
“Después, desde que tenemos uso de razón, nos dicen que
su genialidad fue haber descubierto que la mejor manera de llegar al Alto Perú,
que era la región más importante, poblada y rica del Virreinato del Río de la
Plata, era a través de Chile. Cuando uno lo mira, se da cuenta de que eso es un
absurdo. ¿Cómo la forma más indirecta es la mejor? planteó.
“Sólo puedo conjeturar. De lo que sí tengo pruebas es que
San Martín no fue a Chile sin consultar
con los británicos. Y, para ellos, Chile, que tenía 11
puertos sobre el Pacífico, era mucho más importante que el Alto Perú”, se
respondió.
Ocampo contó que San Martín una vez que venció a los
españoles en Chacabuco, en vez de perseguirlos y aniquilarlos, retornó a Buenos Aires. Los
historiadores argentinos nunca explicaron por qué”, preguntó.
“Si San Martín fue
el Padre de la Patria, nos dejó cuando más lo necesitábamos: cuando había que
formar un país. Echar a los españoles era un
tema. La mitad de la revolución, como decía Alberdi. La
otra era construir una nación, un país, instituciones. Y faltó eso: justamente,
lo que hizo George Washington en los Estados Unidos”, destacó.
“No se trata de
criticarlo a San Martín, sino de ponerlo en el lugar correcto”, indicó.
Por su parte, el historiador Ricardo De Titto, comentó a Clarín que
“no deja de ser curioso que el señor Emilio Ocampo, siguiendo tal vez la
impronta de su referente político, Javier Milei, opine con supuesta seriedad y
documentación sobre temas que los historiadores profesionales tienen, a esta
altura del partido, bastante resueltos”. “Y no se trata de un superfluo
campeonato de “revisionismos” más o menos osados –como el que él pretende– sino de afirmaciones que rozan la
provocación a fin de llamar la atención pública”, agregó.
“Primera y enorme
falacia: San Martín podrá estar más o menos agrandado y embellecido pero es un gigante de cualquier modo”,
subrayó De Titto.
Indicó que “no
menos curioso es insinuar que el Libertador abandonó el
terreno después de Chacabuco y que la independencia de Chile fue hecha casi
“por abandono” de los enemigos y, de hecho, sin intentarlo o, en todo caso,
como producto de una maquiavélica orden de Napoleón (que había perdido todo
poder cinco años antes)”.
“Eso ya es de una
osadía sorprendente. ¿Tiene alguna idea el señor Ocampo de lo
que significó organizar el Ejército de los Andes, de los esfuerzos sobrehumanos
de esos combatientes, de sus oficiales y de la civilidad que lo acompañó de
ambos lados de la Cordillera?”, se preguntó.
“Resulta casi
insólito, además, reclamarle a San Martín no haber destinado
los años posteriores “a lo que necesitábamos, (…) formar un país”. El Gran
Capitán cumplió sobradamente con la tarea que se había propuesto y,
sencillamente, si bien era un hábil político y estratega, prefirió no
involucrarse en luchas intestinas. ¿Qué es lo reprobable de eso? ¿No haber sido
colaborador de Rivadavia o Lavalle y tampoco servil a Rosas?”, añadió.
“En esta crítica sin fundamento se
dejan leer sus preferencias familiares, como descendiente directo del muy
soberbio Carlos de Alvear –a quien Don José llamaba “el Niño”– pero no
ingresaré en ese espinoso terreno de
rivalidades personales que no hacen al caso”, resaltó.
En síntesis, “el economista Ocampo devenido historiador
impugna el título que se le asigna a San Martín de “Padre de la Patria”
(faltaría solo que lo denostara por masón y monárquico, con lo que no agregaría
ni quitaría nada a sus méritos)”, acotó.”
Mi reflexión final apunta, aclarando que he resumido la
nota por razones de espacio, a que hay valores que hemos aprendido desde
nuestra niñez y aun sabiendo que nuestros próceres son humanos con las virtudes
y defectos que tenemos todos, han llevado a cabo una labor titánica, cada uno desde
su puesto que le toco cumplir, para
crear una nación libre e independiente.
A quien le tocara, próximamente, caer en la picadora de carne de la corriente política libertaria,? Seguramente lo iremos viendo, pero esperemos que si llegan
a la presidencia todas aquellas calles que llevan hoy el nombre de San Martin,
no pasen a llamarme Javier Milei.
Comentarios
Publicar un comentario