LA
RADIO SIEMPRE VIGENTE
La Pandemia cambió los paradigmas
laborales, permitiendo que el Home Office, sea parte fundamental de las tareas
que se realizan.
Esto permitió, que en los
tiempos que se tiene para completar los trabajos o cuando se está a la espera
de respuestas, la radio sea una compañía casi imprescindible y por supuesto los
medios digitales que han aparecido con una fuerza incontenible.
Las FM, suelen tener un amplio
espectro para poder oír música de cualquier tipo, mientras que para mantenerse
actualizado las AM, brindan programas que permiten acceder a las noticias de último
momento.
Con referencia a estas últimas,
es fácil detectar que la grieta está abierta y se ahonda cada vez más, por
ejemplo el Gobierno tiene como estandarte a Víctor Hugo Morales, que por
supuesto critica a diestra y siniestra a Clarín y a cuanto se cruce con sus
ideas, realzando los supuestos logros de la gestión oficial.
Pegadito en el dial
aparece Jorge Lanata, quien por supuesto se ha erigido en un adalid de la oposición,
trayendo a todos aquellos que tengan algo para opinar en contra sobre las
medidas que diariamente aparecen en los
medios y que genera el Estado.
Aquellos que tratamos de
tener una mente abierta a todas las cosas que se dicen, nos cuesta asimilar
tanta parafernalia dialéctica, que en definitiva no conducen a nada positivo,
pues lo que se dice son solo palabras, que rápidamente caen en el olvido o son
repetidas por otras radios, según sea en que parte de la grieta se encuentren.
Además, como los
fragmentos de la mañana, son los más escuchados, sucede que si le hace un
reportaje a un economista a las 9.00, dos horas después aparece la misma
persona, en otra radio diciendo algo parecido a lo expresado anteriormente,
dando su opinión sobre el dólar blue o las medidas del ministro Massa (por
supuesto a favor o en contra) y por desgracia, esto se repite a diario con lo
cual el hartazgo es irremediable.
Si al menos sirviera, no solo para taladrarnos los oidos, que todo lo que se menifiesta, sea utilizado para que nuestros politicos lo tomen para mejorar nuestra situacion social, seria bienvendo, pero lamentablemente nada de esto ocurre.
En consecuencia, lo que
queda, para salir de esta espiral toxica, es apagar la radio o escuchar música y que al menos permite
por un buen rato alegrar nuestro espíritu que bien merecido lo tenemos.
SIempre la radio fue la compañia de mis viejos, junto al mate de todos los dias.
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