Una reflexión que me dejo mi padre y que hoy sigue tan vigente:
El era un inmigrante con conocimientos básicos que se escapó
de una Europa en llamas, pero con una moral intachable y que se murió creyendo que
la palabra empeñada valía más que nada y lo que uno se comprometía con un solo apretón
de manos, se debía cumplir a toda costa
Por desgracia, en una sociedad convulsionada y falta de
valores, en donde a nadie le interesa el prójimo y solo tiene importancia obtener
ventajas para beneficio propio, parece irrisorio hablar de valores morales,
respeto, sentido común, solidaridad, y tantas cosas que de ser posible
implementar, haría que nuestra vida fuera mucho más digna.
Ojala fuera factible modificar conductas impropias y poder
establecer otras que nos ayuden a cambiar nuestros hábitos que son tan
arraigados y que en definitiva solo nos
perjudican.
Estaremos a tiempo?
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